“¿Cuántas personas son conscientes de que una guerra mundial ha comenzado?”, escribe es su sitio web el famoso reportero australiano John Pilger.

“En la actualidad, es una guerra de propaganda, de mentira y distracción, pero esto puede cambiar instantáneamente con la primera orden equivocada, con el primer misil”, sostiene.

Pilger recuerda al presidente estadounidense Barack Obama comprometiéndose en 2009 ante una multitud en Praga a hacer “un mundo libre de armas nucleares”.

La gente aplaudía y algunos lloraban, y posteriormente Obama fue galardonado con el Premio Nobel de Paz.

Sin embargo, el periodista no recuerda aquel momento con alegría.

“Todo era falso. Él estaba mintiendo”, sostiene. “El gobierno de Obama ha construido más armas nucleares, más ojivas nucleares, más sistemas de lanzamiento de armas nucleares, más fábricas nucleares”, afirma Pilgrer, agregando que en EE.UU. se prevé la creación de una mini-bomba nuclear conocida como B61 Model 12.

Según el artículo de Pilger, “en los últimos 18 meses, la mayor acumulación de fuerzas militares desde la Segunda Guerra Mundial ―dirigida por Estados Unidos― se lleva a cabo a lo largo de la frontera occidental de Rusia. Desde que Hitler invadió la Unión Soviética nunca las tropas extranjeras habían representado una amenaza tan demostrable a Rusia”.

Asimismo, según el periodista, Washington lanzó una campaña de propaganda llamada “Libertad de navegación” en el mar de la China Meridional, zona disputada entre China, Filipinas y otros países.

“¿Qué significa esto en realidad. Significa libertad para los buques de guerra estadounidenses para patrullar y dominar las aguas costeras de China. Trate de imaginar la reacción estadounidense si buques de guerra chinos hicieran lo mismo en la costa de California”, dice en su artículo.

Pilger subraya que tanto las acciones de Estados Unidos contra Rusia como contra China son silenciadas en los medios occidentales.

“¿Dónde están los que romperán el silencio? ¿O esperamos a que sea lanzado el primer misil nuclear?”, concluye el reportero.

Fuente: Enrique Rosenthal