Traducción de la opinión de DINESH D'SOUZA para el Daily Caller sobre el billonario inversionista George Soros y su presunta relación con los movimientos pandilleros liberales en los EEUU y otras partes del mundo.

El llamado movimiento "antifascista" en América hoy en día tiene una extraña semejanza con el mismo fascismo que pretende luchar. Cuando vemos a los manifestantes enmascarados de Antifa vestidos de negro, portando armas, interrumpiendo eventos públicos y bloqueando a los oradores del campus, esto se parece más al fascismo que a su opuesto. La estrecha relación entre el autodenominado antifascismo y el fascismo mismo puede verse en algunos aspectos poco conocidos de uno de los principales patrocinadores financieros de Antifa, George Soros.

Soros, de origen húngaro, se convirtió en un multimillonario a través de astutas inversiones mundiales y gracias a la manipulación de divisas; su Quantum Fund es uno de los primeros fondos privados de cobertura del mundo. Soros es el principal financiador de unos 200 grupos de izquierda, incluyendo Planned Parenthood, MoveOn.org y Black Lives Matter.

Soros también respalda a grupos autoproclamados antifascistas. Este año, el grupo respaldado por Soros, Alliance for Global Justice, donó $50,000 a los matones militantes asociados con el grupo Refuse Fascism.

Soros no se limita a financiar el activismo; también financia la violencia disruptiva. Esencialmente sus escuadrones disfrazados de batuta en mano ascienden a un ejército privado: él ha creado una milicia de matones pagados similares a las camisas negras italianas y a los camisas marrones nazis. La estrategia de Soros es lanzar docenas, incluso cientos, de grupos y luego ver cuáles entregan las mercancías. Tomando prestado del campo del capitalismo de riesgo, mi término para lo que hace Soros es el vandalismo del riesgo, operando con manifestantes pagados.

El protestante pagado es algo así como un fenómeno nuevo en la política estadounidense. En la década de 1960 hubo manifestantes de la izquierda, incluso violentos, pero no fueron alquilados por hora. Los grupos de Soros, por el contrario, son anunciados para disruptores y saqueadores. En un anuncio que vi en Craigslist, a los manifestantes se les prometió $15 por hora para causar problemas. De esta manera los izquierdistas no sólo pueden disfrutar de sus violentas rachas con la fantasía de que están luchando contra Hitler; también pueden ser pagados por su vandalismo de camisa café.

Puede parecer rudo, incluso insensible, que yo use ese lenguaje al hablar de Soros, que es judío y que después de todo fue un refugiado del nazismo. A Soros le encanta jugar la carta nazi, como cuando en el período posterior al 11 de septiembre despreció al fiscal general del presidente Bush, John Ashcroft, por cuestionar el patriotismo de sus críticos, una táctica que Soros comparó con los nazis. "Me recordó a Alemania bajo los nazis", dijo Soros. "Era el tipo de charla que Goebbels utilizaba para alinear a los alemanes. Recuerdo que tenía trece o catorce años. Era el mismo tipo de propaganda".

Esta referencia a su juventud hace que la transcripción de una entrevista de 1998 de CBS Sixty Minutes con Soros sea especialmente reveladora. Aquí está lo que Soros dijo al entrevistador Steve Kroft sobre esos días fatídicos en la Alemania de Hitler.

Kroft: Eres un judío húngaro.

Soros: Mm-hmm.

Kroft: ... que logró escapar del Holocausto.

Soros: Mm-hmm.

Kroft: ... haciéndose pasar por un cristiano.

Soros: Correcto.

Kroft: Y observaste a mucha gente ser enviada a los campos de concentración.

Soros: Correcto. Tenía 14 años. Y yo diría que ahí es cuando mi carácter fue establecido.

Kroft: ¿De qué manera?

Soros: Que uno debe pensar hacia el futuro. Uno debe entender y anticipar los acontecimientos cuando uno está amenazado. Era una tremenda amenaza de maldad. Quiero decir ... fue una experiencia muy personal del mal.

Kroft: Según tengo entendido saliste con éste protector tuyo que juró que eras su ahijado adoptado.

Soros: Sí, sí.

Kroft: De hecho, saliste e incluso ayudaste en la confiscación de la propiedad de los judíos.

Soros: Sí. Así fue. Sí.

Kroft: Es decir, eso suena como una experiencia que enviaría a mucha gente al sofá psiquiátrico durante muchos, muchos años. ¿No fue dificil?

Soros: No, no en lo absoluto. Tal vez de niño no, no ves la conexión. Pero era ... algo que no creaba ningún problema.

Kroft: No hubo un sentimiento de culpa.

Soros: No.

Kroft: Por ejemplo, que "soy un judío y aquí estoy, viendo a esta gente ir. Podría estar tan fácilmente allí. Yo debería estar allí." ¿Nada de eso?

Soros: Bueno, por supuesto que yo, yo podría estar en el otro lado o yo podría ser el de quien la propiedad se están apropiando. Pero no tenía sentido que yo no estuviera allí, porque eso era... bueno, en realidad de una manera divertida, es como en los mercados- que si no estuviera allí, por supuesto que yo no lo estaba haciendo, pero alguien lo quitaría de todas maneras. Y era el--si yo estaba allí o no, yo era sólo un espectador, la propiedad estaba siendo apropiada. Así que ... yo no tenía ningún papel en la apropiación de esa propiedad. Así que no tenía sentido de culpa.

Fuente: https://youtu.be/HXqty2rkUDY

Lo que me interesa aquí no es lo que hizo el joven Soros -no voy a atribuir mucho peso a la conducta moral de un joven de 14 años-, sino cómo el Soros maduro interpreta retroactivamente sus acciones anteriores de cuando era un muchacho recolector para Hitler. Evidentemente, Soros cree que acompañar a un funcionario de un gobierno fascista que está colaborando con los nazis con el propósito de notificar a los judíos de confiscación para robar sus bienes y posesiones no es algo por lo que sentirse culpable o arrepentido.

¿Por qué? Porque al igual que en una transacción del mercado, el resultado habría sucedido de todos modos. El comentario de Soros me recuerda el incidente con el notorio médico nazi en Auschwitz, Josef Mengele. El hijo de Mengele, Rolf, lo visitó en Sudamérica después de la guerra y confrontó a Mengele por sus crímenes.

Mengele insistió en que no hizo nada malo. No era responsable de lo sucedido en Auschwitz, dijo, porque los cautivos ya habían sido marcados para la muerte. Así que aquí tenemos a Soros montando lo que se puede llamar la Defensa Mengele, y saliéndose con la suya.

Soros refleja el tipo de amoralismo básico que es más característico del fascismo y el nazismo que de las fuerzas que derrotaron al fascismo y al nazismo. Su postura antifascista camufla profundas afinidades entre Soros y los nazis, de la misma manera que los grupos antifascistas hoy se asemejan mucho a los camisas negras de la Italia fascista y los camisas marrones de la Alemania nazi. Soros y el antifascismo autodenominado de la izquierda es un fraude porque no hay fascistas que estén luchando. El único fascismo que es reconocible en sus acciones es el suyo propio.

Fuente: The Daily Caller