Publicó el martes el "Evangelii Gaudium", su primera exhortación apostólica.

Una Iglesia de puertas abiertas, descentralizada y en la que todos los bautizados sean hombres libres que viven en la evangelización y en el servicio a los pobres. Es el plan de gobierno para la comunidad cristiana que el Papa Francisco detalla en “Evangelii Gaudium” (“La alegría del Evangelio”), su primera exhortación apostólica, publicada el martes.

De llevarse a cabo en su totalidad las propuestas del Papa, le darán la vuelta a la Iglesia. Detallamos a continuación sus 12 puntos principales:

  1. Revisión del ministerio petrino: “Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización”, escribe Francisco, quien subraya que también el papado precisa una “conversión pastoral”.

En la parte inicial de la exhortación subraya que no debe esperarse de su magisterio “una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo”. “Percibo la necesidad de avanzar en una saludable 'descentralización»'”, dice, subrayando que el Papa no debe reemplazar “a los episcopados locales en el discernimiento de todos los problemas que se plantean en sus territorios”.

  1. Iglesia abierta y callejera: El papa Francisco desea una comunidad cristiana “con las puertas abiertas en todas partes” y, utilizando un neologismo propio, que “primeree”. “La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor.

Por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos ¡Atrevámonos un poco más a primerear!”, dice el Papa, quien reitera que prefiera una Iglesia “herida y manchada por salir a la calle” antes de que esté “preocupada por ser el centro”. “Si algo debe inquietarnos es que tantos hermanos nuestros vivan” de espaldas a Jesús .

3.Radicada en el Evangelio y liberada de lo superfluo: El Papa propone una purificación que libere a la Iglesia de las estructuras que “condicionan sus dinamismo evangelizador”. Las nuevas realidades tampoco valen si no tienen un “auténtico espíritu evangélico”.

La “opción misionera” con la que dice soñar Francisco transforma las estructuras para que sean agentes de evangelización y no estén dedicadas a la “autopreservación”. Pide además que no se tenga miedo a revisar costumbres muy arraigadas pero “no ligadas al núcleo del Evangelio” ni “preceptos eclesiales” de otras épocas. Sobre los sacramentos, apunta que “la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas”.

Cita en particular el Bautismo y la Eucaristía, que no es un “premio para perfectos, sino un generoso remedio y un alimento para los débiles”. Francisco no impone estas opiniones que pueden resultar controvertidas en el caso de los divorciados vueltos a casar, pues propone una reflexión pastoral con “prudencia y audacia”.

  1. Más espacio para la mujer: El Papa reconoce el “indispensable aporte de la mujer en la sociedad” y subraya la necesidad de “ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva” en la Iglesia. En concreto, propone su inclusión en los “diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales”.

5.Un sacerdocio horizontal y atractivo: El pontífice descarta la ordenación sacerdotal femenina porque lo que pretende es desterrar el poder de la figura del presbítero. La configuración del sacerdote “no implica una exaltación que lo coloque por encima del resto”, escribe.

Dedica el Papa un amplio espacio a las homilías: “no puede ser un espectáculo entretenido, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, pero debe darle el fervor y el sentido a la celebración”.

  1. Opción preferencial por los pobres: “Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad”. El Papa recuerda que la opción por los desfavorecidos es “teológica” antes que sociológica, pues parte del ejemplo de Jesús, y subraya que “tienen mucho que enseñarnos”.

El papa, además, apunta al bienestar de toda la población:“Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres... no se resolverán los problemas del mundo”. Para los cristianos es algo apremiante, pues la comunidad cristiana que se olvide de ellos, “corre el riesgo de disolverse”.

  1. No al aborto: “No debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o 'modernizaciones'”, escribe, tajante, Francisco, quien dice que “no es progresista” intentar resolver los problemas “eliminando una vida humana”.

  2. La alegría de la fe: Se ha acabado el tiempo en que los cristianos eran “pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre” y de los evangelizadores “con permanente cara de funeral”. El papa Francisco celebra una y otra vez la alegría infinita del amor de Dios y espera que todos los bautizados la transmitan.

  3. Una economía del bien común: “La economía de la exclusión y la inequidad mata”, escribe Francisco, quien lamenta además la “globalización de la indiferencia” que provoca el consumismo exacerbado y colocar al dinero como centro de la vida. “No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa”, lamenta.

  4. Diálogo con el islam y las otras religiones.: “En esta época adquiere gran importancia la relación con los creyentes del Islam, hoy particularmente presentes en muchos países de tradición cristiana”.

El Papa se preocupa por los cristianos que viven en naciones de mayoría musulmana e implora que “se de libertad a los cristianos para poder celebrar su culto y vivir su fe, teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del islam gozan en los países occidentales”.

Darío Menor
Para EL TIEMPO
Ciudad del Vaticano

Fuente: El Tiempo