Milán (Italia) (AICA): En colaboración con el Pontificio Consejo de la Nueva Evangelización y la Conferencia Episcopal Italiana, el movimiento eclesial “Renovación en el Espíritu” promueve la iniciativa: “Diez plazas para los diez Mandamientos”. Este sábado, 8 de junio, Milán fue la cuarta ciudad protagonista de esta iniciativa que comenzó bajo el pontificado de Benedicto XVI en septiembre de 2012 y hasta ahora se llevó a cabo en Roma, Nápoles y Verona. El papa Francisco grabó un videomensaje que fue proyectado para los miles de participantes reunidos en la Plaza del Duomo, y que será retransmitido desde junio hasta octubre en las plazas de Bari, Génova, Cagliari, Florencia, Palermo, Bolonia y Turín.
En colaboración con el Pontificio Consejo de la Nueva Evangelización y la Conferencia Episcopal Italiana, el movimiento eclesial “Renovación en el Espíritu” promueve la iniciativa: “Diez plazas para los diez Mandamientos”.
Este sábado, 8 de junio, Milán fue la cuarta ciudad protagonista de esta iniciativa que comenzó bajo el pontificado de Benedicto XVI en septiembre de 2012 y hasta ahora se llevó a cabo en Roma, Nápoles y Verona. El papa Francisco grabó un videomensaje que fue proyectado para los miles de participantes reunidos en la Plaza del Duomo, y que será retransmitido desde junio hasta octubre en las plazas de Bari, Génova, Cagliari, Florencia, Palermo, Bolonia y Turín.
“Los Diez Mandamientos –dijo el Pontífice- son un don de Dios. La palabra “mandamiento” no está de moda: al hombre de hoy le suena como algo negativo, como la voluntad de alguien que impone límites. Y desgraciadamente la historia, también la reciente, está jalonada de tiranías, de ideologías que han impuesto y oprimido, que no buscaban el bien del ser humano, sino el poder, el éxito, el beneficio”.
“Pero los Diez Mandamientos, agregó Francisco, proceden de un Dios que nos creó por amor, de un Dios que estableció una alianza con la humanidad. Tengamos confianza en Dios. Los Diez Mandamientos nos indican un camino para recorrer y constituyen también una especie de “código ético” para la construcción de una sociedad justa a la medida de la persona”.
“¡Cuantas desigualdades en el mundo! ¡Cuánta hambre de comida y de verdad! ¡Cuánta pobreza moral y material se deriva del rechazo de Dios y de poner en su lugar a tantos ídolos. Dejémonos guiar por estas Diez Palabras que iluminan y orientan a los que buscan paz y justicia!”.
“Es fundamental recordar cuando Dios da al pueblo de Israel, por medio de Moisés, los Diez Mandamientos. En el Mar Rojo el pueblo había experimentado la gran liberación; había sentido muy cerca la potencia y la fidelidad de Dios, del Dios que nos hace libres. Y Dios mismo, en el Monte Sinaí indica a su pueblo y a todos nosotros el recorrido para permanecer libres, un recorrido grabado en el corazón del hombre, como una Ley moral universal. No tenemos que considerar los Diez Mandamientos como una limitación de la libertad; no, no son esto; tenemos que verlos como indicaciones para la libertad”.
“Nos enseñan, señala el Papa, a evitar la esclavitud a la que nos reducen tantos ídolos que nosotros mismos construimos. Nos enseñan a abrirnos a una dimensión más amplia de la material, a vivir el respeto por las personas, a ser sinceros y honrados en nuestras relaciones, a custodiar toda la creación y a nutrir a nuestro planeta con ideales elevados, nobles y espirituales”.
“Seguir los Diez Mandamientos –concluyó el Santo Padre- significa ser fieles a nosotros mismos, a nuestra naturaleza más auténtica y caminar hacia la libertad verdadera que Cristo nos enseñó en las Bienaventuranzas”.
Fuente: AICA