Bruselas, la capital de Bélgica, ha sufrido el impacto del terrorismo en la mañana del martes, con explosiones en el Aeropuerto de Bruselas-Zaventem y en el metro, en una estación cercana a las instituciones europeas.

Según las cifras oficiales, se han producido 34 víctimas mortales y decenas de heridos. Las explosiones en el aeropuerto se registraron en la terminal de salidas del aeropuerto, el cual tiene una intensa actividad en una semana en la que se dan miles de desplazamientos por las próximas vacaciones de Semana Santa.

El Gobierno belga ha confirmado de que se trata de una serie de ataques terroristas, ante lo que se ha elevado el nivel de alerta al máximo. Edificios y transporte público han cancelado su actividad y se ha advertido a los ciudadanos que permanezcan en sus casas, ante el dispositivo policial que mantiene en marcha la investigación de los ataques.

Hace sólo tres días la policía belga detuvo a Salah Abdeslam, acusado de participar en la coordinación de los atentados en París del pasado mes de noviembre.

EXPLOSIONES EN EL METRO

El metro de Bruselas ha sido el otro punto de ataque. Cerca de la sede de la Unión Europea, en la estación de Maalbeek, se ha producido una explosión, poco después de las 9 de la mañana. Se trata de una estación con mucha actividad.

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Fuente: Protestante Digital

Tras las primeras amenazas en Bruselas en noviembre, a pesar de las reforzadas medidas de seguridad, la mayoría esperaba que tarde o temprano, Bélgica sufriría un ataque terrorista.

Resignación es el sentimiento más extendido entre los ciudadanos de Bruselas. Hasta el primer ministro Charles Michel dijo en su primera comparecencia tras los atentados, que “sucedió lo que nos temíamos. Nuestro país ha sido golpeado de foma vil”.

El primer ministro confirmó que los ataques en el Aeropuerto Nacional de Bruselas, que acabaron con la vida de 14 pasajeros, fue perpetrado por un suicida.

En las redes sociales, muchos especulaban sobre los ataques, relacionándolos con la detención de Salah Abdeslam, hace cuatro días. Abdeslam es sospechoso de participar en los atentados de París de Noviembre.

Los dos objetivos no han sido escogidos al azar

Esta semana las instituciones europeas se acercan a sus vacaciones de Pascua. Muchos trabajadores toman esta semana libre, para volver a sus casas durante unos días, la mayoría en avión.

El lema del aeropuerto nacional es “el corazón de Europa”. Otro “corazón” ha sido además alcanzado por el terror. Maalbeek no es la estación de metro de mayor actividad, pero es muy transitada en hora punta. Es la estación más cercana al Parlamento Europeo, el Consejo de Europa y otros edificios de la Comisión Europea. Muchos de los trabajadores de la zona estaban usando el metro esta mañana.

¿NUEVO CIERRE?

El gobierno belga pidió a los pares que no fuese a buscar a sus hijos a los colegios, para intentar mantener la calma. La Universidad Libre de Bruselas, sin embargo, ha sido evacuada y otras universidades han cerrado.

Se han cancelado los partidos de fútbol. El transporte público y el Aeropuerto permanecen cerrados, y el gobierno ha aumentado el nivel de alerta al máximo.

El ministro belga de telecomunicaciones, Alexander De Croo, ha pedido a la gente que utilice SMS y las redes sociales para comunicarse, dejando las líneas telefónicas libres de saturación.

¿HAY MEDIDAS DE SEGURIDAD?

Hace siete días la policía federal realizó una redada en Forest, uno de los 19 municipios de Bruselas. El suceso terminó con dos policías heridos y un sospechoso muerto, mientras que otros dos sospechosos consiguieron huir.

El viernes por la noche, el gobierno anunció con orgullo que había encontrado a Salah Abdeslam y otros cuatro sospechosos en Molenbeej-Saint-Jean, tras entrar en el apartamento donde se escondían.

El diario Le Soir se preguntaba: “¿Tendrá esta detención un efecto positivo en la percepción de nuestras fuerzas de seguridad? Sí, por supuesto”.

Hoy la respuesta parece menos obvia. El despliegue de fuerzas militares en la ciudad no ha servido para evitar estos ataques.

La pregunta que muchos plantean es qué pueden hacer los soldados belgas en una situación como esta, teniendo en cuenta que sus armas están descargadas (no se permite que porten armas cargadas) y que trabajan en pareja. En los pocos segundos necesarios para cargar el arma pueden suceder muchas cosas, sobre todo si un terrorista no se preocupa ni lo más mínimo por su vida.

Otra de las cuestiones que se plantean tiene que ver con la ley y los derechos de los “retornados”, o “combatientes extranjeros”, que están siendo encarcelados automáticamente en cuanto regresan de Siria.

El gobierno justifica estos encarcelamientos diciendo que no tiene capacidad para vigilarlos. Según la OCAM (Organización que analiza las amenazas), de los 451 belgas que han dejado Siria, 117 han regresado, 269 siguen combatiendo, 6 estarían en camino hacia allí, y 59 no habrían llegado a su destino. En lo que va de año, se ha abierto expediente a más de 60 casos relacionados con el terrorismo.

Fuente: Protestante Digital