Este domingo el ex ministro de Economía Luis Arce asume la presidencia. El país inicia la transición después de un año de agitación y crisis política.

Con una ofrenda a la Pachamama y pedidos de fortaleza para gobernar, el presidente electo de Bolivia Luis Arce y su vicepresidente David Choquehuanca participaron este viernes de una ceremonia ancestral en el templo prehispánico de Tiwanaku, cerca de La Paz.

La ceremonia privada tuvo lugar dos días antes de que Arce jure en un clima crispado por protestas opositoras que buscan impugnar las elecciones del 18 de octubre, en las que el ex ministro de Economía del gobierno de Evo Morales se impuso por 55%.

En tanto, la ciudad de Santa Cruz -la más poblada, motor económico del país y bastión opositor- estaba paralizada por una huelga convocada por organizaciones cívicas que demandan una auditoría electoral por sospechas de presunto fraude y piden frenar la asunción del nuevo gobierno. Protestas menores por las mismas demandas tenían lugar en otras ciudades.

Ante la presión opositora el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Salvador Romero, defendió la transparencia de los comicios y dijo que "está dispuesto a entregar toda la información" a cualquier organización o ciudadano que lo requiera.

Romero calificó de "fantasiosa" la declaración de una vocal de ese tribunal que denunció una supuesta computadora clandestina conectada al padrón electoral, lo que causó revuelo entre los políticos de la oposición.

La Organización de Estados Americanos (OEA), que el año pasado denunció irregularidades en las elecciones en las que Evo Morales buscaba su cuarto mandato consecutivo, luego anuladas, avaló ahora en su informe final sobre los recientes comicios la "legitimidad del gobierno entrante" y dijo que "no encontró acciones dolosas".

Arce, un economista pragmático de 57 años considerado el cerebro del éxito económico del gobierno de Morales -de quien fue ministro por 12 años-, asumirá el domingo en un país marcado por la polarización y la recesión económica agravada por la pandemia del COVID-19, con la misión de reconciliar a los bolivianos.

"Me voy con la alegría de saber que entrego un sistema que respeta el voto popular, la ley y la libertad política", declaró por su parte la presidenta interina Jeanine Áñez en un mensaje de despedida flanqueada por sus ministros.

Áñez, quien asumió la presidencia tras la precipitada renuncia de Evo Morales en noviembre de 2019, en medio de violentas protestas contra el supuesto fraude electoral, fue acusada de utilizar a la justicia para perseguir a funcionarios del anterior gobierno. Los opositores atribuyen a su deficiente gestión el retorno al poder del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Arce y el ex mandatario.

En cuanto al gobierno entrante, dos ex ministros de Morales abandonaron la embajada de México en La Paz, donde estuvieron refugiados por 11 meses y a quienes el gobierno de Áñez les negó un salvoconducto por acusaciones penales.

Este domingo se hará el acto oficial de transmisión de mando, al que fueron invitados jefes de Estado y de gobierno de diferentes países. Allí estará el presidente argentino Alberto Fernández, y confirmaron también su presencia el rey de España, los mandatarios de Colombia y Paraguay y una delegación de alto nivel de Irán, entre otros.

Agregó que es improbable la asistencia del mandatario venezolano Nicolás Maduro, que fue invitado por el gobierno entrante pero no por el saliente.

Fuente: El Clarín