Bilderberg y Hollywood controlan tu mente.

“The Revenant ha sido un esfuerzo por explicar la relación del hombre con el mundo natural, un mundo que de manera colectiva sentimos en 2015 como el año más cálido en la historia reciente. Tuvimos que irnos a la punta sur del planeta sólo para poder encontrar nieve. El cambio climático es real, está pasando ahora mismo, es una de las amenazas más urgentes que enfrenta nuestra especie y necesitamos trabajar juntos y dejar de aplazar su solución. Necesitamos apoyar a los líderes alrededor del mundo que no hablan por los grandes contaminadores y las grandes corporaciones sino que hablan por toda la humanidad; por las personas indígenas, por los miles de millones de personas de bajos recursos que serán los más afectados, por los hijos de nuestros hijos y por las personas cuyas voces se han ahogado por la política”.

Este ha sido el discurso del recién galardonado como Oscar 2016 al mejor actor, Leonardo DiCaprio. Una vez más, asistimos a cómo el imperio Bilderberg utiliza la industria de Hollywood como método de sugestión de la población.

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Los bilderbergs y sus secuaces están aprovechando el cambio natural que cada cierto tiempo se produce en el clima del planeta para controlar las emociones de la población, a cuyo propósito destinan millones de divisas procedentes de nuestros impuestos y de los billonarios del club.

De un día a otro, y sin previo aviso, “el cambio climático provocado por el hombre” se ha convertido en el responsable de todos los males del mundo, hasta del hambre africana.

El llamado “calentamiento global provocado por el hombre” está siendo usado por los amos del mundo para atemorizarnos y así controlarnos y conducirnos a un gobierno mundial que solucione la problemática. Recuerda, además, cómo encaja en las doctrinas de la Carta de la Tierra y la Campaña del Milenio en las que la ecología se convierte en el centro de la tierra.

Algunos de los laboratorios de los manipuladores globales están en la CIA, la Fundación Rockefeller, el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas, la Rand Corporation, la Fundación Carnegie, el M.I.T. (Instituto Tecnológico de Massachusetts), el Centro de Investigación Stanford, el Instituto Hudson, la Fundación Heritage y el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos de Georgetown, donde forman a los trabajadores del Departamento de Estado.

No solo analizan el comportamiento individual sino también el colectivo, donde han realizado grandes descubrimientos. Les interesa incidir en las técnicas persuasorias y sugestivas de manipulación individual para cambiar la personalidad de un sujeto cuando se fusiona con la masa.

Experimentando con sus cobayas humanas, pronto los científicos adscritos al imperio Bilderberg descubren que las personas que han perdido sus raíces, los pilares sobre los que crecieron, sus soportes son los más aptos para la manipulación. El objetivo de los amos del mundo se centraría entonces en destruir esas bases, es decir, el núcleo familiar, los principios religiosos, los sexuales y todos aquellos que adquirieron desde la niñez. Había que encontrarle sustitutos a estos principios y en este campo es importante destacar que la maquinaria de Hollywood funcionó como un arma afilada e invisible para desbancar los valores humanos en beneficio de los valores del mercado. Las series juveniles made in USA fueron exportadas a todos los rincones del planeta, con sus mensajes publicitarios en primer y segundo plano que incentivaban el consumismo, la base principal del mercado.

La experiencia ha demostrado que el método más simple para volver eficaz un arma silenciosa y así controlar al público es, por un lado, mantenerlo ignorante de los principios básicos de los sistemas llevándole siempre a la confusión, desorganización y, por otro lado, distraerlo con temas sin importancia real. Esto se logra:

  1. Descomprometiendo sus mentes y espíritus; saboteando sus actividades mentales; proveyendo programas educativos de baja calidad en matemáticas, lógica, diseño de sistema y economía, y desmotivando la creatividad.

  2. Comprometiendo sus emociones, aumentando su egocentrismo y su gusto por las actividades emocionales y físicas:

a) Multiplicando sus confrontaciones, preocupaciones y ataques emocionales por medio de un bombardeo constante de violencia, de guerra, de sexo en los medios de comunicación social; en particular la TV y los periódicos.

b) Dándole lo que ellos desean —en exceso—, junk food (comida basura) para el espíritu, y privándoles de lo que realmente necesitan.

  1. Re-escribiendo la historia y la ley, y sometiendo al público a distracciones, de forma que desplacen sus pensamientos sobre sus necesidades personales hacia prioridades externas altamente fabricadas (artificiales).

El ex-vicepresidente de EEUU Al Gore se convirtió (aunque sería más correcto decir que lo convirtieron) en el portavoz internacional de una teoría que nadie se atrevió a refutar: asistimos a un “calentamiento global” cuyo responsable es el hombre por sus emisiones de CO2 a la atmósfera terrestre. Plasmó su tesis en el documental doctrinal Una verdad incómoda, estrenado en el Festival de Cine de Cannes en 2006, que rápidamente se convirtió en una nueva religión, más bien en una secta global que desde su estreno no ha permitido debate alguno ni disidencia en los mass media. Es una verdad incuestionable, un totalitarismo ecológico, una nueva moral para la generación globalizada.

Un Oscar, un Emmy y el Premio Nobel de la Paz compartido con el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU, el IPCC, avalaron el documental más engañador de los últimos tiempos. Ante la población, la autoridad de la ONU y de estos premios garantizaría la autenticidad de la teoría presentada por el gurú Al Gore. Casi todo estaba calculado al milímetro. Sin embargo, la polémica saltó en Gran Bretaña.

La denuncia contra Al Gore fue interpuesta por un director escolar del Condado de Kent, Stewart Dimmock, contra la decisión del gobierno británico de exhibir la cinta en las escuelas secundarias del país. Michael Burton, juez del Tribunal Superior de Londres, sentenció que el gobierno británico podría enviar la cinta a los centros escolares siempre y cuando fuera acompañada por una guía orientativa donde se expusiera el otro lado de la cuestión para contrarrestar su punto de vista “unilateral” y con el fin de crear un espíritu crítico en el alumnado.

Coincidiendo con la entrega del Premio Nobel de la Paz, en octubre de 2007, el juez Burton sentenció que el documental del ex-vicepresidente era “alarmista y exagerado” y afirmaba haber identificado nueve errores importantes.

Sobre este tema se podría hablar largo y tendido. De hecho, dediqué un capítulo completo en mi tercera obra, El Club Bilderberg. La realidad sobre los amos del mundo (año 2010). Si eres uno de los que compró la obra antes de que fuera descatalogada sin motivo alguno, te aconsejo releer el capítulo 13. Te remito también al capítulo 13 si eres de Uruguay y te has hecho o quieres hacerte con un ejemplar de Los amos del mundo al acecho, la reedición de aquel libro de 2010.

Y en ambos casos, tengas o no el libro, te aconsejo ver el documental La gran estafa del calentamiento global, producido y emitido por el Canal 4 británico en 2007, que muestra la insolvencia de la teoría expuesta en Una verdad incómoda.

Fuente: Cristina Martín Jiménez


La hipocresía de los DiCaprio de este mundo

Cuando alguien quiere convencerte de que estamos ante una crisis global sin precedentes, su credibilidad depende en buena medida de que actúe como si se creyera que estamos ante una crisis global sin precedentes.

Así que cuando un señor acude al contubernio de Davos a darnos lecciones sobre el horror que se nos avecina por culpa del cambio climático y utiliza el alcance global que tiene un discurso de agradecimiento por haber recibido un Oscar para llamar la atención sobre "la amenaza más urgente con la que se enfrenta nuestra especie", lo suyo es pedirle que, bueno, no sé, su estilo de vida sea un reflejo de la gravedad de esa amenaza.

Naturalmente, no es el caso de Leonardo DiCaprio, como tampoco lo es de los de muchos otros activistas del clima.

Uno de los correos electrónicos hackeados a Sony el año pasado explicaba que el actor había hecho seis vuelos en avión privado en seis semanas. Los aviones privados son, con diferencia, el medio de transporte que más dióxido de carbono emite a la atmósfera por persona y kilómetro recorridos.

Si hacemos caso a la teoría que predica DiCaprio, una persona que use un avión privado a la semana calienta mucho más el planeta de lo que nosotros, pobres mortales, podemos aspirar a hacer jamás, aunque tuviéramos un todoterreno y lo usáramos para ir a comprar al supermercado que tenemos dos manzanas más allá.

Y no, tampoco es que su costumbre de llevar a su última rubia en yate por la costa francesa sea ecológicamente lo más de lo más. Aunque peor aún fue su visita al mundial de fútbol de Brasil a bordo del Topaz, el quinto yate más grande del mundo, con dos motores diésel con una potencia combinada de 16.000 caballos. Los barcos que le gustan a DiCaprio queman unos centenares de litros de combustible... a la hora, lo cual no impide al concienciado Leo utilizarlos con fruición.

El Topaz, en concreto, es propiedad de Mansour bin Zayed Al-Nahyan, amigo suyo y uno de los más importantes miembros de la familia que gobierna los Emiratos Árabes Unidos, que como todo el mundo sabe debe su riqueza a las energías renovables. El jeque posee un tercio de las acciones de Virgin Galactic, empresa que pretende ganar dinero mediante los viajes turísticos al espacio y que, como pueden imaginar, consume cantidades ingentes de combustible fósil en cada viaje que no acaba en una explosión.

Pese a ello su fundador y principal accionista, Richard Branson, es también un gran propagandista de la cosa del calentamiento global. ¿Y saben quién está apuntado para ser uno de los primeros clientes? Un amiguete común. El señor DiCaprio.

El actor ha asegurado en la gala de los Oscar que debemos "trabajar colectivamente" en resolver el problema, pero parece claro que ese colectivo le incluye a usted y a mí, no a él. También afirma que en el año 2015 "se ha registrado la temperatura más alta de la historia". Bueno, no.

Lo que quizá quería decir es la temperatura más alta desde que tenemos registros, que en un planeta con "millones de años" de historia sólo son un par de siglos, y que son las cifras ofrecidas por el discutido masaje matemático que se hace con las discutibles estaciones meteorológicas en tierra. Los datos de satélite, menos susceptibles a la manipulación, no corroboran ese supuesto récord.

Las afirmaciones extraordinarias requieren de pruebas extraordinarias. Y si Leonardo DiCaprio quiere convencernos de que estamos ante la amenaza más urgente con la que se enfrenta la humanidad, debería vivir una vida acorde, o deberemos concluir que quizá el de activista climático no es más que otro papel del actor. Uno que merecería otro Oscar.

Comentario: Daniel Rodríguez Herrera