"El papa Francisco transmitió su profunda tristeza, y la de la Santa Sede y de la Iglesia Católica, por el genocidio contra los tutsis".

El papa Francisco recibió en audiencia al presidente de la República de Rwanda, Paul Kagame, esta mañana.

De acuerdo con un comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, las conversaciones fueron cordiales y resaltaron las buenas relaciones existentes entre el Vaticano y Ruanda, en particular "el papel histórico e institucional de la Iglesia Católica en la vida del país".

El agradecimiento, expresó la declaración, fue expresado por el "camino notable de recuperación" hacia la estabilización social, política y económica del país. Igualmente se observó la colaboración entre el Estado y la Iglesia Católica local en la labor de reconciliación nacional y en la consolidación de la paz, en beneficio de toda la nación.

Fuente: Zenit

Las disculpas son buenas, pero la justicia sería mejor

La iglesia católica fue acusada de estar cerca del gobierno liderado por Hutus en 1994 cuando 800,000 personas en su mayoría tutsis fueron asesinados.

El papa Francisco ha pedido perdón por "los pecados y los fracasos de la Iglesia y sus miembros" implicados en el genocidio de Ruanda de 1994 que mató a unas 800.000 personas.

"Suplicó nuevamente el perdón de Dios por los pecados y los fracasos de la Iglesia y sus miembros, entre los cuales sacerdotes y religiosos y religiosas que sucumbieron al odio y la violencia, traicionando su propia misión evangélica", dijo.

Varias iglesias se convirtieron en escenas de asesinatos en masa durante los 100 días de agitación, ya que los milicianos hutus encontraron gente que buscaba refugio allí, a veces entregada por sacerdotes, sin salida.

El gobierno de Ruanda indicó que sentía que la disculpa no fue lo suficientemente lejos, diciendo que la iglesia católica era todavía cómplice en la protección de los autores del genocidio.

Varios sacerdotes católicos, así como monjas y hermanos, fueron acusados ​​de participar en el genocidio y juzgados por el Tribunal Penal Internacional de Rwanda y por un tribunal belga, lo que llevó a algunas condenas, mientras que otros fueron absueltos.

El funcionario más alto de la iglesia católica que fue juzgado por genocidio fue el difunto obispo Augustin Misago, quien fue absuelto y liberado de la prisión en junio de 2000.

Durante las conmemoraciones del 20 aniversario en abril de 2014, Kagame acusó a la Iglesia Católica de haber "participado plenamente" en el establecimiento de la ideología colonial que creó la división entre los hutus y los tutsis, que él afirmó que llevaron al genocidio.

El lunes, el gobierno ruandés llamó a la reunión de Francis con Kagame un "paso adelante positivo".

"La reunión de hoy se caracterizó por un espíritu de apertura y respeto mutuo", dijo la ministra de Relaciones Exteriores, Louise Mushikiwabo. "Nos permite construir una base más fuerte para restaurar la armonía entre los ruandeses y la Iglesia Católica".

Sin embargo, Mushikiwabo repitió cargos que incluso antes de 1994, las instituciones católicas ayudaron a dividir a los ruandeses y "sentaron las bases intelectuales de la ideología del genocidio".

"Hoy en día, la negación y la trivialización del genocidio continúan floreciendo en ciertos grupos dentro de la iglesia y los sospechosos de genocidio han sido protegidos de la justicia dentro de las instituciones católicas", dijo un comunicado.

Un tribunal de la ONU en 2006 encarceló a un ex sacerdote católico durante 15 años por ordenar que las excavadoras pusieran a nivel una iglesia, matando a 2.000 personas que se escondían en su interior.

Las autoridades rwandesas han dicho que otros clérigos implicados en los asesinatos fueron autorizados a iniciar nuevas vidas en Europa y fueron protegidos por la iglesia católica.

Fuente: Aljazeera

La declaración de la iglesia católica reconoce que los miembros de la iglesia planificaron, ayudaron y llevaron a cabo el genocidio, en el cual más de 800.000 Tutsis étnicos y Hutus moderados fueron asesinados por extremistas hutus.

Fuente: The Guardian

Fuente: America Jesuit Review

Fuente: El Telégrafo

Antecedentes

En un principio el territorio ruandés estaba habitado por los pigmeos de origen twa, que se dedicaban especialmente a la caza. En el siglo XI, estos recibieron a los hutus, que se establecieron de forma sedentaria y convivieron con ellos en paz.

En el siglo XIV llegaron granjeros tutsis. Aparentemente fueron los colonizadores belgas quienes crearon esta noción de dos razas diferentes de hutus y tutsis. Al parecer eligieron a los nativos más altos, con nariz fina, y piel más clara para que fueran una minoría privilegiada que les ayudaran a controlar al resto de la población.

A partir del siglo XVI, los hutus, han sido súbditos de una minoría tutsi. A pesar del dominio de la minoría tutsi, las diferencias socioeconómicas no estaban muy pronunciadas. Aunque el pertenecer a una u otra etnia definía el status social, un hutu, por ejemplo, podía ascender de clase si poseía las suficientes propiedades; sin embargo, ya había comenzado una relación de vasallaje dominada por la etnia menos significativa en la zona, los tutsis, con un solo 14% de la población.

En el año 1989 el precio mundial del café se redujo en un 50% lo que hizo que Ruanda perdiera el 40% de sus ingresos por exportación. El país se enfrentó a la peor crisis alimentaria de los últimos 50 años al mismo tiempo que aumentaba el gasto militar en detrimento de los servicios públicos.

La responsabilidad de la Iglesia Católica en la matanza

  1. Guy Theunis, un cura católico belga de 60 años, perteneciente a la orden católica romana Padres Blancos muy implantada en Ruanda, fue detenido el 6 de setiembre de 2005 por las autoridades ruandesas por su participación en el genocidio de 1994 como inspirador y responsable principal y directo. El secretario general del Ministerio de Justicia ruandés dijo que este caso debía ser juzgado por los tribunales ordinarios, ya que los tribunales populares solo juzgaban a los ejecutores, y por tanto carecían de competencias para juzgarle. Eso parece indicar que el cura católico fue uno de los máximos dirigentes del genocidio. Por lo tanto, el sacerdote fue catalogado como número 1 entre los dirigentes del genocidio. La providencial extradición fue solicitada por Bélgica que se comprometió a hacerse cargo de toda la investigación. Pese a la relación de Ruanda con Bélica como excolonia la extradición en un caso tan grave resulta difícil de comprender.

El padre Guy Theunis está acusado de 10 cargos de genocidio. Era responsable de la revista “Diálogo” en la cual se publicaron artículos incitando a cometer matanzas contra los Tutsis. El cura dijo que seguía órdenes de sus superiores cuando firmó los documentos y que las decisiones eran tomadas por el jefe de la congregación, el también belga Jef Vleugles. El fiscal Emmanuel Rukangira dijo que Theunis incitó al genocidio al publicar en su revista Dialogo artículos que originalmente fueron publicados en la revista extremista Kangura. El ex editor de la misma, Hassan Ngeze, ya fue sentenciado a cadena perpetua por la corte de Naciones Unidas por el genocidio ruandés.

  1. Dos monjas católicas ruandesas, Consolata Mukangango (Sor Gertrudis) y Julienne Mukabutera (Sor María Kisito), de la orden de las benedictinas, cooperaron directamente con los exterminadores de las milicias hutus. Una de las monjas llamó a los asesinos hutus y los llevó hacia el monasterio. Estos, fueron sacados a la fuerza a la puerta de la iglesia y asesinados ante sus ojos.

Los testigos la vieron presenciar la masacre a sangre fría sin conmoverse. Ambas fueron juzgadas y condenadas en Bélgica por estos hechos el año 2001. A sor Gertrudis también la condenaron por comprar el combustible usado por los genocidas para quemar vivas entre 500 y 700 personas que se escondieron en un garaje. (Unas hermanitas de la caridad!)

Otras organizaciones religiosas involucradas

  1. En febrero de 2003, el TPIR condenó a 10 años de prisión por genocidio al pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Elizaphan Ntakirutimana, y otros cuatro religiosos están detenidos por el Tribunal Internacional y a la espera de juicio, entre ellos, dos párrocos católicos, Hormisdas Nsengimana y Emmanuel Rukundo. Un tercero es el obispo anglicano Samuel Musabyimana, que murió por enfermedad en 2003 en el Centro de Detención de Arusha.

Ray Dabrowski, director de Comunicación, en la sede mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día declaró:

"Reconocemos con tristeza que algunos de los miembros de nuestra iglesia se volvieron contra sus compañeros y vecinos. Nos entristece que el acusado no actuara en armonía con los principios de su iglesia. Ofrecemos una disculpa".

Fuente: The New York Times

  1. Miembros de la jerarquía católica en Ruanda tenían estrechos vínculos con los políticos ultras y apoyaron a las milicias hutus en la matanza de 1994.

Muchas de las matanzas en Ruanda, que es el país con más cristianos de África y donde un 60 por ciento de la población abrazaba el catolicismo, se produjeron en las iglesias católicas, donde la gente buscó refugio.

  1. Según testigos oculares, algunos sacerdotes católicos denunciaron los escondites de los tutsis y se los entregaron a los machetes de las milicias hutus.

  2. Según la organización African Rights, hay una evidencia abrumadora de que líderes de las iglesias anglicana, metodista, presbiteriana y católica, estuvieron implicados en el genocidio. En el informe esta organización humanitaria afirma que no sólo muchos cristianos cometieron atrocidades sino que muchas masacres tuvieron lugar en las parroquias.

  3. En los 11 años posteriores al genocidio algunos ruandeses optaron por convertirse al Islam, tras afirmar que fueron traicionados por la iglesia.

Todo fue perfectamente planeado

Según Linda Melvern, una reportera británica que tuvo acceso a documentos oficiales, el genocidio estuvo bien planeado. En el momento del inicio de la matanza la milicia ruandesa estaba compuesta por 30.000 hombres (un miembro por cada diez familias) y organizados a lo largo del país con representantes en cada vecindario. Algunos miembros de la milicia podían adquirir rifles de asalto Ak-47 con sólo rellenar un formulario. Otras armas, como granadas no requirieron ningún papeleo y se distribuyeron masivamente.

El genocidio fue financiado, por lo menos en parte, con el dinero sacado de programas de ayuda internacionales, tales como la financiación proporcionada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional bajo un Programa de Ajuste Estructural.

Se estima que se gastaron 134 millones de dólares en la preparación del genocidio — ya de por sí una de las naciones más pobres de la Tierra — con unos 4,6 millones de dólares gastados sólo en machetes, azadas, hachas, cuchillos y martillos. Se estima que tal gasto permitió que uno de cada tres varones hutus tuviera un machete nuevo.

En 1994 las milicias hutus, llamadas Interahamwe (que significa “golpeemos juntos”), fueron entrenadas y equipadas por el ejército ruandés entre arengas y ánimos a la confrontación con los tutsis por parte de la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas (RTLM) dirigida por las facciones hutus más extremas.

El 9 de abril los radicales hutus, por lo tanto, habían tomado el poder gubernamental y además, contaban con milicias organizadas: jóvenes del partido MRND, los Interahamwe, que se ocupaban de la población civil y que destacaron en las primeras matanzas masivas. Ese mismo día Bélgica y Francia, sacan del país a todos sus nacionales, sin preocuparse de los ruandeses, ni siquiera de los que trabajaban en sus empresas.

El día 11 de abril, un comunicado de la Cruz Roja Internacional estima que decenas de miles de ruandeses fueron asesinados en tan solo unos días. Mientras tanto, la misión de pacificación de Naciones Unidas UNAMIR, no hacía nada.

La emisora de radio católica “Mil Colinas” incitaba día y noche a quemar las casas con las personas dentro. Por eso se refugiaron en las misiones de todo el país. Unas ochocientas mil (800.000) personas fueron asesinadas en las iglesias y lugares sagrados a golpe de machete. También asesinaron a muchos hutus moderados, más o menos fue asesinada el 11% del total de la población y el 80% de los tutsis ruandeses.

Más de 800.000 personas fueron asesinadas y casi cada una de las mujeres que sobrevivieron al genocidio fueron violadas. Muchos de los 5.000 niños nacidos fruto de esas violaciones fueron asesinados. En estas matanzas los niños también eran un objetivo porque se intentó aniquilar a la siguiente generación de tutsis.

Fuente: Wikipedia

Fuente: Ciberdroide